La dirección de la Izquierda Sajona ha calificado de imprudentes para con los más de 200 trabajadores del grupo parlamentario y sus familias los planes de separarse del partido. "Es especialmente irresponsable en una situación social que requiere aún más una Izquierda fuerte. Quienes la debilitan por motivos egoístas pronto se darán cuenta de que esos motivos no son la base para el éxito duradero de un partido", subrayaron el jueves en Dresde la líder del partido, Susanne Schaper, y el copresidente, Steffen Hartmann.
La política de izquierdas Sahra Wagenknecht lleva tiempo vinculada a la fundación de su propio partido. Su oficina confirmó el jueves que, tras meses de preparación, el próximo lunes se presentará oficialmente por primera vez una asociación denominada "Bündnis Sahra Wagenknecht". Esto se ve como un paso concreto hacia la fundación del propio partido de Wagenknecht, que podría combinar políticas sociales de izquierdas con estrictas políticas de asilo y un alejamiento de la protección excesivamente dura del clima.
La posible escisión es un problema sobre todo para el grupo parlamentario de la Izquierda en el Bundestag. Ahora sólo cuenta con 38 diputados. Si Wagenknecht y sus ocho o doce partidarios se fueran, la Izquierda ya no tendría suficientes para formar su propio grupo parlamentario. Sólo podría continuar como grupo, o como dos grupos competidores. Sin el estatus de grupo parlamentario, se perdería el apoyo financiero del Estado, habría menos tiempo de palabra y menos derechos parlamentarios.
"La Izquierda es y sigue siendo la dirección correcta para todos los que se preocupan por la justicia y la solidaridad para todas las personas que viven en el país, la resolución pacífica de los conflictos, la protección del clima social y la lucha decidida contra la extrema derecha", escribieron Schaper y Hartmann en su declaración. Un partido de izquierdas, dijeron, debe unir a las personas en solidaridad y no enfrentarlas entre sí.
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