El compositor Detlev Glanert compara la ópera con la arquitectura complicada y apuesta por la colaboración artística en pie de igualdad. "Trabajo en equipo, no me imagino la ópera de otra manera", declaró el compositor de 63 años a la Agencia Alemana de Prensa en Dresde. La ópera es un arte compuesto de palabras, imágenes, música y a veces danza. "Es un invento maravilloso que se basa en el trabajo en equipo. Me gusta trabajar con otros, incorporar las buenas ideas de los demás". Los "dictadores" entre directores y directores de orquesta hace tiempo que cayeron en desgracia. "Se llega mucho más lejos cuando se practica el trabajo en equipo"
El multipremiado Glanert es uno de los compositores de ópera más reputados de nuestro tiempo. El 10 de febrero presentará su duodécima ópera, "Die Jüdin von Toledo", en la Semperoper de Dresde. El teatro musical sigue siendo un reto especial para él: "La ópera requiere un trabajo de construcción preciso, una planificación previa exacta. Es como la arquitectura de un edificio muy complicado. Hay que equilibrar con precisión la capacidad de carga, la estática. El escenario es el factor decisivo: Dónde están los momentos culminantes, quién aparece cuándo, quién se encuentra con quién. ¿Dónde están los elementos emocionantes, dónde los líricos?". Por regla general, compone sus piezas una tras otra. Sin embargo, también puede tomarse un descanso durante una ópera, respirar hondo y tal vez escribir una breve sonata para viola entre medias.
Por lo que él mismo admite, Glanert suele inspirarse en la literatura para sus obras, pero también en situaciones cotidianas. "Una de mis grandes aficiones es observar a la gente. Observar cómo reaccionan y se comportan, qué gestos utilizan y qué retórica emplean. Todas mis voces cantadas proceden de la retórica, ya sea el reproche, el odio, el cinismo, el sarcasmo, el ingenio o la ironía. Observar a la gente me da muchos tonos, aunque no se pueda establecer ninguna conexión para los de fuera. Me interesa lo que pasa entre la gente". Nunca se imagina la ópera sin pensar en un público numeroso: "Por eso no soy una persona que se desenvolvería bien en un estudio nocturno"
Según Glanert, la pandemia de coronavirus ha provocado el aplazamiento de muchos proyectos. "Ahora se avecinan muchos estrenos mundiales". En enero se estrenó en Luxemburgo y Colonia un nuevo concierto para violonchelo con el solista Johannes Moser. Le seguirá en verano una nueva pieza orquestal encargada por Sir Donald Runnicles. "Escribí un concierto de violín para Midori, que ahora toca a menudo". Considera problemática la planificación previa de los teatros de ópera, que suele durar años. Con un plazo de planificación de siete años, ya no sería posible un nuevo Mozart: "Moriría antes incluso de ser recibido"
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