Las grandes orquestas sajonas buscan nuevos públicos y están muy dispuestas a experimentar. Ya se trate de conciertos para bebés o pacientes con demencia, de la "fiesta después del concierto" en el bar o de actuaciones en lugares insólitos, el público joven en particular debe perder el miedo a los conciertos de música clásica con sus rituales y poder vivir de cerca la experiencia de los músicos.
"Encender esta llama por la música en los jóvenes es una de nuestras principales tareas. Hacemos todo lo posible para conseguirlo", explica Frauke Roth, directora de la Orquesta Filarmónica de Dresde. Su orquesta hace publicidad, por ejemplo, con conciertos que no duran más de una hora y sirven éxitos clásicos. Los músicos se sientan en el escenario con ropa informal y el público puede leer los detalles de las piezas en sus teléfonos móviles.
La Orquesta Filarmónica Robert Schumann de Chemnitz prepara conciertos para pacientes con demencia y sus familiares y pretende combinar la música clásica con otros estilos en programas de géneros cruzados. La Orquesta de la Gewandhaus de Leipzig también ofrece un programa similar con su nueva serie "ConFusion". A partir de junio, la Staatskapelle de Dresde invitará al público a la "Concert Lounge" para hablar con los artistas después del concierto.
A raíz de la pandemia de coronavirus, las orquestas han notado cambios en el comportamiento de los consumidores: La venta de entradas es ahora mucho más espontánea. Los melómanos ya no quieren comprometerse a largo plazo y prefieren hacer cola en taquilla. Los nuevos públicos, en particular, quieren que se les atienda de forma más personalizada y directa, afirma Claudia Woldt, portavoz de la Orquesta Filarmónica de Dresde.
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