El club de fútbol de tercera división FC Erzgebirge Aue ha expresado su enfado por las sanciones aparentemente arbitrarias impuestas por el tribunal deportivo de la DFB. En una entrevista publicada en la página web del club, los miembros de la junta directiva Thomas Schlesinger y Jörg Püschmann afirman que no es ningún secreto que las decisiones de Fráncfort del Meno parecen a veces alejadas de la realidad. "Pero en el último año y medio, las sentencias de los tribunales deportivos se han vuelto cada vez más absurdas. Algunas sanciones ya no son comprensibles para nadie. Está bien sancionar los atentados contra la integridad física, por ejemplo cuando se dispara un proyectil contra otras zonas de espectadores. Sin embargo, imponer la misma sanción por una pancarta no ofensiva o por gritos irónicos de los espectadores simplemente hace que la gente mueva la cabeza. El cohete debe ser sancionado, la pancarta no", dijo Püschmann.
Las protestas semanales contra los inversores en la Liga Alemana de Fútbol, a la que pertenecen los clubes de la Bundesliga y los de segunda división, muestran cómo están los ánimos en estos momentos. "Queda por ver cómo se pronunciará el tribunal de la asociación. Según el catálogo de sanciones, cada pelota de tenis en la 3ª división cuesta 300 euros, más un recargo del 25% por interrupción del partido. Con 100 pelotas de tenis, cualquiera puede calcular las sanciones a las que se enfrentan los clubes. Si esto se aplica con rigor, la brecha entre los aficionados y la DFB será aún mayor. Sobre todo porque esto no detendrá las protestas", enfatizó Püschmann.
Los aficionados pidieron un enfoque más diferenciado. "En general, simplemente hay una falta de criterio. También falta transparencia. Cómo se producen las sanciones impuestas, qué pasa realmente con el dinero? La DFB y la DFL han perdido la confianza de gran parte de la afición nacional. Estamos viviendo un fenómeno similar en la política con sermones desde arriba", dijo Püschmann.
Si las sanciones no son transparentes ni apropiadas, si ya no hay diferenciación, si ya no se reconoce que los clubes puedan discutir con la DFB en pie de igualdad, entonces por supuesto que también deben reaccionar. "La DFB se aleja cada vez más del fútbol base y no parece darse cuenta de ello. Es hora de exigir un cambio", subraya Schlesinger.
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