Antes del partido en el hotel, el entrenador Marco Rose había prometido enmendarse con el árbitro Matthias Jöllenbeck, pero pocas horas después el plan ya había fracasado. El emocionado entrenador del Leipzig recibió una tarjeta amarilla en el partido de la primera vuelta contra el Bayer Leverkusen (3-2) y tuvo que ver la mayor parte del encuentro desde la grada.
"Tengo que asumirlo completamente. Las nuevas reglas son claras. Quise tener un breve contacto con él tras la primera tarjeta amarilla. No funcionó", explicó Rose la escena en Sky TV, y añadió: "Lo acepto. Me lo merecía en esa situación". Mientras tanto, Jöllenbeck ya estaba sintonizado y escuchando.
Rose se disculpa: estaba claro lo que se avecinaba
Rose ya había visto cuatro tarjetas amarillas en la temporada anterior y por eso tuvo que pasar un partido en la grada. "Lo curioso es: hoy nos hemos visto a la hora de comer, estábamos en el mismo hotel que los árbitros. Les dije: este año las cosas son diferentes. Ahora tengo que disculparme y corregirme, porque al final estaba claro lo que venía", dijo Rose: "Acepto la tarjeta amarilla-roja, me comprometo a hacerlo mejor. Yo soy yo. Si meto la pata, puedo admitirlo. En este caso, lo hice"
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