La comparación Este-Oeste, que aparece una y otra vez en encuestas y debates, pone de manifiesto una profunda división de percepciones entre Alemania Oriental y Occidental. Incluso 35 años después de la reunificación, las respuestas de los alemanes orientales encuestados muestran que muchas personas se sienten desfavorecidas en comparación con Occidente. Pero, ¿es esta comparación realmente relevante o incluso útil?
Las comparaciones a menudo tienen el potencial de reforzar las desigualdades y alimentar sentimientos negativos. Si nos medimos constantemente con los demás, es fácil que perdamos de vista las circunstancias individuales y las características especiales de las distintas regiones. Una comparación sugiere que hay un lado "mejor" y otro "peor", pero esto a menudo no refleja la realidad.
En Dresde, por ejemplo, hay tanto millonarios como personas con ingresos normales, al igual que en las grandes ciudades del oeste de Alemania. De todos modos, la vida en el campo, ya sea en Sajonia o en Baviera, es diferente a la vida en la ciudad. Las realidades de la vida son diversas y difieren no sólo entre el este y el oeste, sino también entre las zonas urbanas y rurales, entre las diferentes clases sociales y entre los jóvenes y los mayores.
Es importante reconocer que las diferencias en las condiciones de vida no son necesariamente peores o mejores, sino simplemente diferentes. Cada región tiene sus propios retos y puntos fuertes. Por ejemplo, la vida en una pequeña ciudad del este de Alemania puede ofrecer distintas ventajas que en una metrópoli del oeste. Así que en lugar de comparar diferencias, deberíamos concienciarnos de que la diversidad y la diferencia pueden ser enriquecedoras.
La fijación constante en la comparación Este-Oeste alberga el riesgo de reforzar los prejuicios en ambos lados. Cuando el 77% de los encuestados cree que los alemanes occidentales tienen prejuicios contra los alemanes orientales, y casi la mitad de los alemanes orientales cree que los alemanes occidentales tienen prejuicios contra ellos, se crea un clima de desconfianza y división. Esta división se ve reforzada por las constantes comparaciones.
En lugar de centrarnos constantemente en la comparación entre el Este y el Oeste, deberíamos mirar hacia el futuro. Es hora de reconocer la singularidad de cada región y aceptar las diferencias como parte de la realidad alemana global. Las comparaciones no ayudarán a superar el sentimiento de desventaja. En su lugar, deberíamos fijarnos en los avances positivos y la diversidad de las regiones que hacen que la vida en Alemania sea tan única.
En este sentido, es más importante centrarse en las similitudes y los retos específicos que hay que superar en cada región, en lugar de ver las diferencias como defectos. Esta es la única manera de lograr un verdadero entendimiento y crecer juntos en pie de igualdad. La comparación Este-Oeste ha llegado a su fin: es hora de reconocer y valorar la diversidad dentro de Alemania como un punto fuerte.
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Esto es Thomas Wolf pensando en voz alta.
La diversidad dentro de Alemania es un punto fuerte.