Desde la introducción de la tarjeta de pago para solicitantes de asilo, el Consejo de Refugiados de Sajonia ha recibido numerosas quejas de los afectados. "Los mercados semanales, las tiendas de comestibles más pequeñas, los asesores jurídicos o los clubes deportivos no aceptan la tarjeta de pago o simplemente no tienen lectores de tarjetas adecuados", dijo Dave Schmidtke, portavoz de prensa del Consejo de Refugiados de Sajonia, según un comunicado de prensa. Los niños ya no pueden llevar dinero en efectivo al colegio para material, excursiones o comida.
Schmidtke informa de problemas particulares con las restricciones a las transferencias bancarias con la tarjeta. Cada vez hay que enviar el IBAN del destinatario a la oficina del distrito y que ésta lo autorice. Si algunas oficinas no lo autorizan a tiempo, no se pueden cumplir los plazos de pago. "Los afectados de Hoyerswerda, Bautzen y Pirna acuden a nuestro centro de asesoramiento con avisos recordatorios y amenazas de cancelación de guarderías, contratos de telefonía móvil o billetes de Alemania", explica Schmidtke. En las compras en línea, como en eBay, las transferencias bancarias quedan totalmente excluidas. "Esto afecta especialmente a las personas que buscan protección en las zonas rurales, debido a la falta de infraestructuras allí", dijo Schmidtke.
En abril, se inició un proyecto piloto para la introducción gradual de la tarjeta de pago en los distritos de Sajonia. En enero de 2025, a más tardar, se introducirá una tarjeta de ámbito nacional, según lo acordado por 14 de los 16 estados federales. Baviera y Mecklemburgo-Pomerania Occidental siguen su propio camino. Se espera que la tarjeta de pago evite, entre otras cosas, el pago de dinero a traficantes o familiares en los países de origen, alivie la carga administrativa de las autoridades locales y reduzca el incentivo para la migración ilegal.
Sin embargo, el Consejo para los Refugiados ha criticado la tarjeta por considerarla una práctica discriminatoria. Priva a las personas con un historial de huida de la oportunidad de autodeterminación y participación democrática, dijo Schmidtke. Además, no se aprecia ningún efecto en el número de personas que solicitan protección gracias a las tarjetas de pago. "La gente que huye de dictaduras, guerras y miseria no está interesada en prestaciones sociales". La tarjeta tampoco es un instrumento para reducir la administración.
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